Diferencia entre revisiones de «Sublime»

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{{Cita|"Los ojos tienen campo para espaciarse en la inmensidad de las vistas, y para perderse en la variedad de objetos que se presentan por sí mismos a sus observaciones. Tan extensas e ilimitadas vistas son tan agradables a la imaginación como lo son al entendimiento las especulaciones de la eternidad y del infinito".|[[Joseph Addison]], ''Los placeres de la imaginación'' (1711).<ref>Bozal (1989), p. 56.</ref>}}
 
Esta obra de Addison, en la que el concepto de grandeza se une al de sublimidad, junto con la obra de [[Edward Young]] ''Night Thoughts'' ([[1745]]), suelen considerarse como los puntos de partida de [[Edmund Burke]] a la hora de escribir su ''A Philosophical Inquiry into the Origin of Our Ideas of the Sublime and Beautiful'' ("Una investigación filosófica sobre el origen de nuestras ideas de lo sublime y lo bello") ([[1756]]). La importancia de la obra de Burke radica en que fue el primer filósofo en argüir que lo sublime y lo bello son categorías que se excluyen mutuamente, del mismo modo en que lo hacen la [[luz]] y la [[oscuridad]]. La belleza puede ser acentuada por la luz, pero tanto una luz demasiado intensa como la total ausencia de luz son sublimes, en el sentido de que pueden nublar la visión del objeto y otorgarle el [[misterio]] e [[imaginación]] de lo incompleto, lo imperfecto o lo irracional. La imaginación se ve así arrastrada a un estado de horror hacia lo "oscuro, incierto y confuso". Este horror, sin embargo, también implica un placer estético, obtenido de la conciencia de que esa percepción es una [[ficción]].
 
Burke describió lo sublime como un temor controlado hacia lo inabarcable y superior que sojuzga y atrae al alma, y está presente en cualidades como la inmensidad, el [[infinito]], el [[vacío]], la [[soledad]], el [[silencio]], el [[misterio]], lo [[insólito]], lo [[irracional]] etc. Calificó la belleza como “amor sin deseo”, y lo sublime como “asombro sin peligro”. Así, creó una estética [[Fisiología|fisiológica]], ya que para Burke la belleza provoca amor y lo sublime temor, que pueden sentirse como reales. Introdujo igualmente la categoría de lo “patético”, emoción igualable al [[placer]] como [[sentimiento]], que proviene de experiencias como la oscuridad, el infinito, la tormenta, el terror, etc. Estos sentimientos producen una “purgación” o desintoxicación, recogiendo de nuevo la teoría de la “[[catarsis]]” de [[Aristóteles]].<ref>Beardsley-Hospers (1990), p. 55-56.</ref>
 
== El siglo XVIII en Alemania: Kant ==
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==En España==
En España, con el antecedente ya lejano de [[Benito Jerónimo Feijoo]] en su ensayo ''El no sé qué'' (1734),<ref>[[Benito Jerónimo Feijoo|Feijoo, B. J.]], ''[[Teatro crítico universal|Teatro crítico universal, o discursos varios en todo género de materias para desengaño de errores comunes]]'', tomo sexto, 1734, discurso 12.</ref> [[José Luis Munárriz]] tradujo las ''Lecciones sobre la Retórica y las Bellas Letras'' de [[Hugh Blair]] (Madrid, 1798-1799, 4 vols., segunda edición Madrid, 1804, y otras varias), publicada primitivamente en 1783, donde exponía la estética de lo sublime del prerromanticismo inglés: "La poesía es el lenguaje de; la pasión", escribió; asumió además esta poética el humanista y poeta prerromántico [[Francisco Sánchez Barbero]] en los "Principios sobre lo bello y el gusto" de sus ''Principios de retórica y poética'' (1805) apoyándose además en los trabajos de [[Esteban de Arteaga]]; [[Gustavo Adolfo Bécquer]] se extendió sobre lo sublime en sus ''Cartas literarias a una mujer'' (1860-1861) y después el gran filólogo romántico [[Manuel Milá y Fontanals]] (''[[Principios de Estética]]'' y ''Estética y teoría literaria'', 1869) ahondó también teóricamente en esta categoría.
 
== Algunas revisiones postrománticas del concepto ==