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Diferencia entre revisiones de «Laísmo»

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[[Archivo:Leísmo laísmo loísmo.png|miniaturadeimagen|300px|Presencia de leísmo, laísmo y loísmo.]]
El '''laísmo''' es el uso de ''la'' y ''las'' como [[complemento indirecto]].


El '''laísmo''' es, en [[idioma español|castellano]], el uso de los [[pronombre personal|pronombres personales]] de [[objeto directo]] femenino «la» y «las» como [[objeto indirecto]] para referentes femeninos, en lugar de las formas estándar «le» y «les». La [[Real Academia Española]], desde una [[Prescriptivismo lingüístico|perspectiva prescriptivista]], afirma que el laísmo es impropio y que no correspondería a la "norma culta" del [[Lengua estándar|español estándar]].<ref>{{Cita web|url=https://www.rae.es/dpd/laísmo|título=Laísmo|fechaacceso=7 de septiembre de 2016|autor=RAE|cita=Los pronombres ''la'', ''las'' proceden, respectivamente, de las formas latinas de acusativo ''illam'', ''illas''. El acusativo es el caso de la declinación latina en el que se expresaba el complemento directo. Por ello, la norma culta del español estándar solo admite el uso de estas formas para dicha función}}</ref>
Es normal en el castellano hablado en [[Castilla]] (incluyendo [[Madrid]]).


Es bastante común en ciertos [[dialectos del castellano en España|dialectos del español]] del centro y centro-norte de España, como el [[castellano de Madrid]].
Se trata de una innovación del castellano de Castilla, puesto que otras lenguas iberorromances —así como otras variantes del español— mantienen la antigua declinación [[latín|latina]] y uso de los casos latinos en los pronombres personales.


== Origen ==
Este cambio en el uso de los pronombres personales en el castellano de Castilla respecto al latín no es sorprendente, puesto que la evolución de la lengua castellana tiende a la eliminación total de los casos latinos.
La lengua castellana mantiene en su gramática la antigua declinación [[latín|latina]] y el uso de los [[Caso (gramática)|casos]] latinos en los pronombres personales. En la evolución temprana del castellano producida durante la [[Edad Media]], apareció una cierta tendencia que promovía la eliminación total de los casos latinos.<ref>{{Cita web|url=http://lema.rae.es/dpd/srv/search?id=DRC2Ny6YAD6yEoSWaX|título=Lema: leísmo. Sección 3.ª|fechaacceso=2 de septiembre de 2016|autor=RAE|cita=(...) a diferencia de lo que ocurría en latín, en lugar de distinguir funciones gramaticales a través de las distintas formas pronominales —le(s) para el complemento indirecto y lo(s), la(s) para el complemento directo—, tiende a diferenciar entre masculino y femenino, por un lado, y entre persona y cosa por otro}}</ref> Las variantes laístas derivan de aquella tendencia, neutralizando la diferencia entre [[Caso acusativo|acusativo]] (complemento directo) y [[Caso dativo|dativo]] (complemento indirecto) en favor de la distinción de [[Género gramatical|género]].<ref>{{Cita web|url=http://www.fundeu.es/recomendacion/leismo-laismo-y-loismo-claves/|título=leísmo, laísmo y loísmo, claves|fechaacceso=1 de septiembre de 2016|autor=Fundéu}}</ref>


El laísmo, de forma similar a otros fenómenos relacionados con el uso no etimológico de los pronombres átonos de tercera persona, como el [[leísmo]] y el [[loísmo]], surge en [[Castilla]] durante la Edad Media.<ref>{{Cita libro|apellidos=Baranda|nombre=Consolación|título=El personaje literario y su lengua en el siglo XVI|url=https://books.google.es/books?id=msParsGeBTEC&pg=PA26&dq=laismo+castilla+edad+media&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwjj6-6yrO_OAhVlBMAKHXIuDQ0Q6AEIKzAD|fechaacceso=1 de septiembre de 2016|año=2006|editorial=Editorial Complutense|isbn=9788474917970|ubicación=Madrid|página=26}}</ref> En el siglo&nbsp;XIII, se produce la [[reconquista]] de casi toda Andalucía, pero este fenómeno lingüístico no logró extenderse en la variedad del castellano andaluz y, por ello, tampoco pudo calar en el español atlántico de Canarias e Hispanoamérica durante la colonización del [[Nuevo Mundo]].<ref>{{Cita web|url=http://lema.rae.es/dpd/srv/search?id=3RIMcqYTTD65i0QBLE|título=Laísmo: lema 3|fechaacceso=6 de septiembre de 2016|autor=RAE|cita=El laísmo, al igual que otros fenómenos paralelos relacionados con el uso antietimológico (...) pero no consiguió extenderse a la variedad del castellano andaluz, por lo que no se trasladó al español atlántico (Canarias e Hispanoamérica)}}</ref>
Esto se traduce en el uso de ''la'' y ''las'' en función de lo que en latín sería complemento (objeto) indirecto cuando el referente es femenino, en lugar del «le» y «les» usados en otras variantes del español.


== Uso normativo ==
Esta diferencia en el uso de los pronombres entre el castellano de Castilla y otras variantes del español puede producir fallos de comprensión. Así, cuando un hablante de Castilla (laísta) dice «*la pegué», un no laísta entiende: que ''la cosa'' referida fue pegada (con un adhesivo) y no ''golpeada'', que es lo que el hablante laísta tal vez quería decir. Por contra, cuando un hablante no laísta dice «le pegué», inmediatamente el oyente laísta infiere que lo golpeado es de género masculino, cosa que podría no ser así. (Este ejemplo es poco afortunado, puesto que en castellano la frase «*la pegué» el verbo ''pegar'' se comporta como bivalente, siendo ''la'', si queremos, objeto directo y no indirecto. La prueba de ello es que podemos poner la frase en pasiva: «ella fue pegada (por mí)».)
El laísmo se define como el uso de ''la'' y ''las'' en función de complemento (objeto) indirecto; cuando el referente es femenino, en vez del ''le'' y ''les'' usado en las variedades no laístas. Así en áreas laístas son comunes formas como:
:''la dolía la cabeza'' (variedad laísta) ('[a ella] le dolía la cabeza') -> En este caso [a ella] es complemento indirecto y la cabeza es sujeto.
:''las dolía la cabeza'' (variedad laísta) ('[a ellas] les dolía la cabeza')


Un caso más interesante es la diferente interpretación que puede hacerse de ciertas oraciones en variedades laístas y no laístas, así en un área laísta, una oración como:
En las lenguas no laístas el ''le'' indirecto es ambiguo; para quitar la ambigüedad a veces utilizan un segundo pronombre con preposición: «Dale un beso, a ella (a él)». En castellano, en su variante castellana y laísta, el género del receptor del beso queda perfectamente especificado en la frase «*dala un beso».
:''La pegué''
al ser oído por un hablante de una variedad no laísta el pronombre es interpretado como 'una cosa' referida fue pegada (con un adhesivo); y no «golpeada», que es lo que el «laísta» quería decir.<ref>Aunque la RAE no dice que este uso sea incorrecto (como sí hace con el resto de laísmos), lo desaconseja basándose en su uso localizado a zonas tradicionalmente laístas: [http://lema.rae.es/dpd/?key=pegar].</ref>


El ''le'' indirecto es ambiguo; para quitar la ambigüedad se puede utilizar un segundo pronombre con preposición:
A pesar de ser la forma habitual en Castilla (y Madrid), y de haberlo considerado correcto en su gramática de [[1771]], la [[Real Academia de la Lengua|Academia de la Lengua]] condenó el laísmo en [[1796]].
:''Dale un beso, a ella (a él)''.


== Variedades laístas ==
Esta condena ha llevado a una estigmatización del fenómeno (absolutamente extendido, es decir, estándar) en Castilla y, puesto que la vinculación ''papel semántico – caso pronominal'' presente en otras lenguas/variantes lo es a nivel léxico, y el hablante castellano (laísta, si se quiere) no la ha aprendido (por la sencilla razón de que no es parte de su lengua), esto ha conducido simplemente a la estigmatización del pronombre ''la''. Así, hoy en día nos encontramos el fenómeno contrario: no es inhabitual oir frases como «le encantó» (a ella), o «le golpeé con el paraguas» (a ella), etcétera; siendo hoy este fenómeno de antilaísmo el que amenaza con convertirse en estándar.
* El área propiamente laísta se circunscribe básicamente a la zona central y noroccidental de Castilla.<ref>Diccionario panhispánico de dudas, [https://www.rae.es/dpd/la%C3%ADsmo laísmo]</ref>
* El laísmo es frecuente en el [[dialecto madrileño]] y otras zonas del centro peninsular. Los verbos con los que aparece más el laísmo son: ''decir'', ''dar'', ''gustar'', ''poner'', ''contar'', ''quitar'', ''ver'', ''escribir'', ''preguntar''.<ref>Antonio Quilis: ''Los pronombres «le», «la», «lo» y sus plurales en la lengua española hablada en Madrid '' (véase Bibliografía), p. 208.</ref>


== Véase también ==
* [[Leísmo]]
* [[Loísmo]]
* [[Transitividad (gramática)]]


== Bibliografía ==
{{ver}}
* {{cita libro|apellido = Seco|nombre = Manuel|título = Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española|año = 2005|editorial = Espasa|id = ISBN 84-239-9425-2}}
*[[Leísmo]]
* {{cita libro|apellidos = Quilis|nombre = Antonio|enlaceautor = Antonio Quilis|título = Los pronombres «le», «la», «lo» y sus plurales en la lengua española hablada en Madrid|url = https://archive.org/details/lospronombreslel0000unse|año = 1985|editorial = Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Instituto de Filología Hispánica (Madrid)|isbn = 8400059999|coautores = (et al.)}}
*[[Loísmo]]
*[[Pronombre personal|Pronombres personales]]
*[[Vulgarismo]]
*[[Glosario de términos lingüísticos]]


== Referencias ==
[[Categoría:Idioma español]]
{{listaref|2}}

{{Control de autoridades}}
{{ORDENAR:Laismo}}
[[Categoría:Gramática prescriptiva del español]]
[[Categoría:Pronombres de objeto en español]]
[[Categoría:Historia del idioma español]]

Revisión actual - 16:49 15 ago 2024

Presencia de leísmo, laísmo y loísmo.

El laísmo es, en castellano, el uso de los pronombres personales de objeto directo femenino «la» y «las» como objeto indirecto para referentes femeninos, en lugar de las formas estándar «le» y «les». La Real Academia Española, desde una perspectiva prescriptivista, afirma que el laísmo es impropio y que no correspondería a la "norma culta" del español estándar.[1]

Es bastante común en ciertos dialectos del español del centro y centro-norte de España, como el castellano de Madrid.

Origen

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La lengua castellana mantiene en su gramática la antigua declinación latina y el uso de los casos latinos en los pronombres personales. En la evolución temprana del castellano producida durante la Edad Media, apareció una cierta tendencia que promovía la eliminación total de los casos latinos.[2]​ Las variantes laístas derivan de aquella tendencia, neutralizando la diferencia entre acusativo (complemento directo) y dativo (complemento indirecto) en favor de la distinción de género.[3]

El laísmo, de forma similar a otros fenómenos relacionados con el uso no etimológico de los pronombres átonos de tercera persona, como el leísmo y el loísmo, surge en Castilla durante la Edad Media.[4]​ En el siglo XIII, se produce la reconquista de casi toda Andalucía, pero este fenómeno lingüístico no logró extenderse en la variedad del castellano andaluz y, por ello, tampoco pudo calar en el español atlántico de Canarias e Hispanoamérica durante la colonización del Nuevo Mundo.[5]

Uso normativo

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El laísmo se define como el uso de la y las en función de complemento (objeto) indirecto; cuando el referente es femenino, en vez del le y les usado en las variedades no laístas. Así en áreas laístas son comunes formas como:

la dolía la cabeza (variedad laísta) ('[a ella] le dolía la cabeza') -> En este caso [a ella] es complemento indirecto y la cabeza es sujeto.
las dolía la cabeza (variedad laísta) ('[a ellas] les dolía la cabeza')

Un caso más interesante es la diferente interpretación que puede hacerse de ciertas oraciones en variedades laístas y no laístas, así en un área laísta, una oración como:

La pegué

al ser oído por un hablante de una variedad no laísta el pronombre es interpretado como 'una cosa' referida fue pegada (con un adhesivo); y no «golpeada», que es lo que el «laísta» quería decir.[6]

El le indirecto es ambiguo; para quitar la ambigüedad se puede utilizar un segundo pronombre con preposición:

Dale un beso, a ella (a él).

Variedades laístas

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  • El área propiamente laísta se circunscribe básicamente a la zona central y noroccidental de Castilla.[7]
  • El laísmo es frecuente en el dialecto madrileño y otras zonas del centro peninsular. Los verbos con los que aparece más el laísmo son: decir, dar, gustar, poner, contar, quitar, ver, escribir, preguntar.[8]

Véase también

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Bibliografía

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Referencias

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  1. RAE. «Laísmo». Consultado el 7 de septiembre de 2016. «Los pronombres la, las proceden, respectivamente, de las formas latinas de acusativo illam, illas. El acusativo es el caso de la declinación latina en el que se expresaba el complemento directo. Por ello, la norma culta del español estándar solo admite el uso de estas formas para dicha función». 
  2. RAE. «Lema: leísmo. Sección 3.ª». Consultado el 2 de septiembre de 2016. «(...) a diferencia de lo que ocurría en latín, en lugar de distinguir funciones gramaticales a través de las distintas formas pronominales —le(s) para el complemento indirecto y lo(s), la(s) para el complemento directo—, tiende a diferenciar entre masculino y femenino, por un lado, y entre persona y cosa por otro». 
  3. Fundéu. «leísmo, laísmo y loísmo, claves». Consultado el 1 de septiembre de 2016. 
  4. Baranda, Consolación (2006). El personaje literario y su lengua en el siglo XVI. Madrid: Editorial Complutense. p. 26. ISBN 9788474917970. Consultado el 1 de septiembre de 2016. 
  5. RAE. «Laísmo: lema 3». Consultado el 6 de septiembre de 2016. «El laísmo, al igual que otros fenómenos paralelos relacionados con el uso antietimológico (...) pero no consiguió extenderse a la variedad del castellano andaluz, por lo que no se trasladó al español atlántico (Canarias e Hispanoamérica)». 
  6. Aunque la RAE no dice que este uso sea incorrecto (como sí hace con el resto de laísmos), lo desaconseja basándose en su uso localizado a zonas tradicionalmente laístas: [1].
  7. Diccionario panhispánico de dudas, laísmo
  8. Antonio Quilis: Los pronombres «le», «la», «lo» y sus plurales en la lengua española hablada en Madrid (véase Bibliografía), p. 208.