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Diferencia entre revisiones de «Yariguíes»

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== Cultura ==
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Los yariguíes cultivaban batatas, ñame, yuca, maíz, algodón, totumos y caña, aunque su alimentación dependía de la pesca y la caza. Sus principales alimentos eran carne de [[Pecari tajacu|pecarí]], pescado y tortugas. Tomaban bebidas de frutas silvestres. Su vestimenta era fabricada de cortezas de árboles.<ref name=rafael/> Estaban divididos en [[clan]]es independientes (arayas, chiracotas, tolomeos, suamacaes, opones y carares) gobernados cada uno por sus caciques de manera autónoma.
Los yariguíes cultivaban batatas, ñame, yuca, maíz, algodón, totumos y caña, aunque su alimentación dependía de la pesca y la caza. Sus principales alimentos eran carne de [[Pecari tajacu|pecarí]], pescado y tortugas. Tomaban bebidas de frutas silvestres. Su vestimenta era fabricada de cortezas de árboles.<ref name=rafael/> Estaban divididos en [[clan]]es independientes (arayas, chiracotas, tolomeos, suamacaes, opones y carares) gobernados cada uno por sus caciques de manera autónoma.
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== Historia ==
== Historia ==

Revisión del 00:57 2 sep 2020

Yariguíes
Otros nombres Opón, Carare
Ubicación Magdalena Medio
KolumbienBandera de Colombia Kolumbien
Idioma caribe
Etnias relacionadas Yukpa

Los yariguíes fueron un pueblo indígena que se situaba en una extensa zona selvática del Magdalena Medio, al occidente del actual departamento de Santander, en Colombia. Hablaban una lengua de la familia lingüística Caribe.[1]

Territorio

Los límites aproximados de su territorio eran los ríos Minero (sur) y Sogamoso (norte), y entre las cimas de la cordillera Oriental y el río Magdalena.

Cultura

Los yariguíes cultivaban batatas, ñame, yuca, maíz, algodón, totumos y caña, aunque su alimentación dependía de la pesca y la caza. Sus principales alimentos eran carne de pecarí, pescado y tortugas. Tomaban bebidas de frutas silvestres. Su vestimenta era fabricada de cortezas de árboles.[2]​ Estaban divididos en clanes independientes (arayas, chiracotas, tolomeos, suamacaes, opones y carares) gobernados cada uno por sus caciques de manera autónoma. .--

Historia

En el momento de la llegada de los españoles en 1536, de acuerdo con relatos de viaje de la época, los bosques y selvas que conformaban su hábitat permanecían en buena parte intactos. Desde un comienzo esta etnia indígena se manifestó hostil a la presencia de los colonizadores españoles, presentándoles una fuerte resistencia para impedir la penetración en sus tierras. Los cronistas, como Fray Pedro Simón, refieren que los Yariguíes —junto con las dificultades propias de la selva— utilizando macanas, flechas, dardos envenenados y tácticas que recurrían a la sorpresa, lograron reducir a 169 hombres el ejército de Gonzalo Jiménez de Quesada en el siglo XVI, compuesto inicialmente por 900 individuos.

Hacia 1570, cuatro caciques fueron los más conocidos por los españoles: Beto, de los arayas, Caciquillo, de los opones, Martinillo, de los carares y Suamacá, de los suamacaes, dedicados a atacar las embarcaciones que por el río Magdalena o por los ríos Sogamoso, Carare y Opón, transportaban colonos, milicianos y mercancías a Vélez y a Santafé de Bogotá. También atacaban poblados y tropas de soldados que hacían batidas contra aborígenes. Es famosa la resistencia ofrecida por años a los colonos por el cacique araña Pipatón, quien había sido apresado en 1601, siendo víctima del corte de sus talones, a pesar de lo cual escapó y volvió a encabezar la resistencia yariguíe contra los españoles. Sin embargo, al final de su vida, se entregó a las autoridades coloniales y fue enviado a Santa Fe con destino a un convento de frailes, donde falleció a después de 1612. En la resistencia también fue importante el papel de su esposa, la cacica Yarima.[3]

Tres circunstancias vinieron a pesar negativamente en contra de los deseos de los Yariguíes de ver su tierra libre de intrusos: su baja tasa de natalidad, el aumento de la presencia de colonos y las enfermedades traídas por los europeos, especialmente la fiebre porcina, la viruela y el sarampión, contra las cuales los aborígenes carecían de defensas inmunitarias. Todo esto hizo que la población de indígenas se redujera drásticamente en los siglos XVII y XVIII.

Hacia 1860 se calculaba su número en 15000, en 1880 los Yariguíes eran 10 000, 5000 en 1900, 1000 en 1910, 500 en 1920, 24 en 1925,[4]​ y en 1944 solo quedaban 5 personas carare-opón. La extinción de esta altiva comunidad se debió a los nuevos colonos mestizos que invadieron su territorio en busca de tierras para el pastoreo, la adquisición de quina, de tagua, de madera y por último, de petróleo. En 1837, ya existía de la “Compañía de Agricultura y Comercio del Opón”, que tenía el interés de reabrir el camino para el comercio entre la provincia del Socorro y el río Magdalena por el [[río Opón]]. Además, un proyecto de construcción un camino de El Socorro, entonces capital del Estado Soberano de Santander al río Magdalena, conllevó incursiones por la región, haciendo auténticas "cacerías" de indígenas y destruyendo aldeas completas. El entonces presidente del Estado de Santander Eustorgio Salgar le otorgó en propiedad al empresario alemán Geo Von Lengerke 12.000 hectáreas de tierras “baldías”, para cumplir el contrato de abrir un camino de herradura desde Zapatoca hasta el puerto de Barrancabermeja y 10.000 hectáreas para abrir caminos de herradura, dentro de cinco años, que comunicaran a Girón con La Ceiba, por la banda oriental del río Sogamoso.[2]

El triste exterminio de los yariguíes fue completado en la primera mitad del siglo XX por las petroleras Tropical Oil (Standard Oil hoy Exxon Mobil) y Texas Petroleum, que explotaban el petróleo encontrado en la región circundante a Barrancabermeja y destruyeron los medios de vida de los indígenas entre 1910 y 1920.[5]​ Según Juan Bautista Leyva, quien fue obrero de la petrolera, "los capataces estaban autorizados por los gerentes gringos de la Troco y apoyados por la fuerza pública del Estado, para capturar a los indígenas que se oponían a la apertura de las trochas que facilitaran la exploración y explotación del petróleo; inclusive le pagaban muy bien a quien capturara o mostrara la cabeza del indio Pascual, el más temido en ese entonces".[2]

Referencias

  1. Pineda Giraldo, Roberto; Miguel Fornaguera (1958). «Vocabulario opón-carare». Homenaje al profesor Paul Rivet. Bogotá: Academia Colombiana de Historia. pp. 191-201. 
  2. a b c Velásquez Rodríguez, Rafael; Víctor Julio Castillo León (2006). «Resistencia de la etnia Yareguíes a las políticas de reducción y “ civilización” en el siglo XIX». Historia y Sociedad (Medellín: Facultad de Ciencias Humanas y Económicas, Universidad Nacional de Colombia) 12: 285-317. ISSN 0121-8417. 
  3. Simón, Fray Pedro (1625). Noticias historiales de las conquistas de Tierra Firme en las Indias occidentales 3 (2). Bogotá: Casa Editorial de Medardo Rivas, 1892. pp. 306-334. 
  4. Triana y Antorveza, Humberto (1994). «Dos intentos para integrar a los indígenas del Opón y del Carare». Investigación y Desarrollo Social (Bogotá) 5 (1): 21-23. 
  5. Rodríguez Plata, Horacio (1963). La antigua Provincia del Socorro y la Independencia. Bogotá: Publicaciones Editoriales. p. 642. 

Véase también

Enlaces externos