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Ajuste estructural

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Ajuste estructural es un término que se utiliza generalmente para describir los cambios de políticas implementados por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (las instituciones Bretton Woods) en países en desarrollo. Estos cambios de política son condiciones (condicionalidades) para obtener nuevos préstamos del FMI o del Banco Mundial, o para obtener tasas de interés más bajas sobre los empréstitos ya existentes. Las condicionalidades son implementadas para asegurar que el dinero prestado será gastado de acuerdo con los objetivos globales del préstamo.

Los programas de ajuste estructural son creados con el fin de reducir el desequilibrio fiscal de los países prestatarios. El banco del cual un país prestatario recibe un préstamo depende del tipo de necesidad. En general, se sostiene que los préstamos tanto del Banco Mundial como del FMI deben ser designados a promover el crecimiento económico, generar ingresos y saldar la deuda que estos países han acumulado.

Historia

Las políticas de ajuste estructural emergen de las condicionalidades que dos de las instituciones Bretton Woods, el FMI y el Banco Mundial, habían estado adjuntando a sus préstamos desde principios de la década de 1950s.[1]​ Al principio, estas condicionalidades se enfocaron principalmente en la política macroeconómica de los países.

Las Políticas de Ajuste Estructural como son conocidas hoy en día se originaron debido a una serie de desastres económicos globales a finales de la década de 1970: la crisis del petróleo, la crisis de la deuda, múltiples depresiones económicas y la estanflación.[2]​ Estos desastres fiscales llevaron a algunos políticos a decidir que era necesaria una intervención más profunda para mejorar el bienestar de un país en su conjunto. En el 2002, las políticas de ajuste estructural experimentaron otra transición: la introducción de Documentos de estrategias para la reducción de la pobreza. Estos documentos se introdujeron como resultado de la creencia que "los programas exitosos de economía política deben ser fundados en una fuerte propiedad del país en cuestión."[1]​ Además, los programas de ajuste estructural con su énfasis en la reducción de la pobreza habían intentado alinearse a sí mismos con los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Como resultado de los Documentos de estrategias para la reducción de la pobreza, se implementó en el FMI y el Banco Mundial una aproximación más flexible y creativa a la creación de políticas.

Mientras que el enfoque central de los Programas de Ajuste Estructural ha continuado siendo el equilibrio de deudas externas y déficits comerciales, las razones de estas deudas han experimentado una transición. Hoy en día, los Programas de Ajuste Estructural y sus instituciones prestatarias han incrementado su esfera de influencia al proveer ayuda a países que experimentan problemas económicos debido a desastres naturales o a una mala administración económica.[2]​ Desde sus inicios, los Programas de Ajuste Estructural han sido adoptados por cierto número de otras instituciones financieras internacionales.[2]

Condiciones

A través de las condicionalidades, los programas de ajuste estructural, implementan programas de liberalización, regulada y progresivamente. Estos programas incluyen tanto cambios internos (en particular, privatización y desregulación) como externos, especialmente la reducción de barreras comerciales. Los países que fracasan en aprobar estos programas pueden ser sujetos a una severa disciplina fiscal. Los críticos argumentan que las amenazas financieras a los países pobres equivalen a un chantaje, que los países pobres no tienen otra alternativa más que acceder.

Desde finales de la década de 1990, algunos propugnadores del ajuste estructural, como es el caso del Banco Mundial, han hablado de "reducción de la pobreza" como su objetivo. Los Programas de Ajuste Estructural fueron a menudo criticados por implementar políticas genéricas de libre mercado, así como por su falta de relación con el país. Para incrementar la participación del país prestamista, ahora se promueve que los países en desarrollo redacten Documentos de estrategias para la reducción de la pobreza. Estos documentos esencialmente toman el lugar de los programas de ajuste estructural. Algunos creen que el incremento de la participación de los gobiernos locales en crear la política conducirá a una mayor propiedad de los programas de préstamos, por lo tanto a una mejor política fiscal. El contenido de estos documentos ha resultado ser bastante similar al contenido original de los Programas de Ajuste Estructural, de autoría del Banco Mundial. Los críticos argumentan que las similitudes muestran que el Banco Mundial y los países que lo financian están todavía demasiado involucrado en el proceso de elaboración de políticas.

Algunas de las condiciones para el ajuste estructural pueden incluir:

  • Recorte de gasto social, también conocido como austeridad,
  • Enfoque del rendimiento económico en la exportación directa y en la extracción de recursos,
  • Devaluación de monedas,
  • Liberalización del comercio o levantamiento de restricciones a la importación y a la exportación,
  • Incremento de la estabilidad de las inversiones (al complementar a la inversión extranjera directa con la apertura de mercados bursátiles domesticos,
  • Presupuestos balanceados y no gasto excesivo,
  • Remoción de controles de precios y subsidios estatales,
  • Privatización o desinversión de todas o parte de las empresas propiedad del Estado,
  • Mejora de los derechos de los inversionistas extranjeros de cara a leyes nacionales,
  • Mejora de la gobernanza y lucha contra la corrupción política.

Estas condiciones también han sido etiquetas con el nombre de Consenso de Washington.

Críticas

Existen múltiples críticas que se enfocan en diferentes elementos del programa de ajuste estructural.[3]

Soberanía nacional

Los críticos afirman que los programas de ajuste estructural ponen en peligro la soberanía de las economías nacionales, ya que una organización exterior dicta la política económica nacional. Los críticos argumentan que la creación de una buena política es de propio interés de la nación soberana. Por lo tanto, los programas de ajuste estructural son innecesarios dado que el Estado está actuando en su mejor interés. Si bien la deuda pública en países en desarrollo y desarrollados es un hecho casi universal, los países de bajos ingresos se enfrentan a una posición mucho más vulnerables para mantener una balanza de pagos equilibrada, si se toma en cuenta que las 47 naciones más pobres del mundo tienen una deuda de $488 mil millones de dólares en 2003 .[4]

Debido a la casi universalidad de la deuda, una crítica popular es que los términos del ajuste estructural se han convertido en un modelo para la gestión de gran parte de la humanidad. Por lo tanto, algunos argumentan que el proceso político democrático de un sinnúmero de países se ha visto socavado por las decisiones formuladas a kilómetros de distancia por burócratas económicos occidentales y que la implementación de tales políticas solo ha beneficiado a los más grandes donantes (Estados Unidos, Reino Unido, Canadá y Japón).

Por ejemplo, la apertura de países a las inversiones extranjeras permite a las empresas de Estados Unidos construir fábricas en zonas empobrecidas. Las corporaciones son capaces de aprovechar el excedente de mano de obra barata y la falta de reglamentaciones ambientales para crear productos a un precio inferior. Como resultado de ello, los beneficios corporativos aumentan y los flujos comerciales se incrementan hacia ese país en particular. Si bien esto aumenta el PIB, la mayoría de los ingresos en realidad beneficia a la corporación y al país donde la empresa está basada. Por el contrario, muchos sostienen que las personas empleadas por las corporaciones están desesperadamente necesitados de cualquier tipo de trabajo, que la formas alternativas de empleo o estilos de vida que se les ofrecen son mucho peores.

Privatización

Una política común necesaria en el ajuste estructural es la privatización de las industrias y los recursos de propiedad estatal. Aparentemente, esta política tiene como objetivo aumentar la eficiencia y la inversión, y disminuir el gasto público. Los recursos de propiedad del Estado deben ser vendidos sea que generen beneficios fiscales o no lo hagan. [5]​ No obstante, los críticos han condenado los requisitos de privatización. Cuando los recursos son transferidos a las empresas extranjeras o a las elites nacionales, el objetivo de la prosperidad pública es reemplazado por el objetivo de acumulación privada.

Además, las empresas estatales pueden tener pérdidas fiscales, ya que cumplen un rol social más amplio, como puede ser el suministro de servicios públicos a bajo costo y puestos de trabajo. Muchos han argumentado, por ejemplo, que la privatización del sector del agua en Bolivia y la India han perjudicado más que ayudado a los pobres.

Referencias

  1. a b «Factsheet - IMF Conditionality». Consultado el 2009. 
  2. a b c http://wwwnew.towson.edu/polsci/ppp/sp97/imf/SAPTITLE.HTM
  3. Para otra visión de conjunto, véase la página de Towson.edu
  4. Steger, Manfred. Globlization A Very Short Introduction (2003) Oxford University Press
  5. Cardoso and Helwege, "Latin America's Economy" Cambridge, MA: MIT Press (1992)

Bibliografía

  • Adepoju, Aderanti (ed.) The Impact of Structural Adjustment on the Population of Africa. London: United Nations Population Fund, 1993.
  • Chossudovsky, Michel. Globalización de la pobreza y nuevo orden mundial. Siglo XXI, 2002. ISBN 968-23-2351-7
  • Davis, Mike. Planet of Slums. NLR, 2005
  • Desai, Manisha. "Transnational Solidarity: Women's Agency, Structural Adjustment, and Globalization". En: Women's Activism and Globalization: Linking Local Struggles and Transnational Politics. Routledge, 2002. ISBN 0-415-93144-4
  • Elmendorf, A. Edward. Structural Adjustment and Health in Africa in the 1980s. Washington D.C.: The American Public Health Association, 1993.
  • Juhasz, Antonia. The Bush Agenda: Invading the World, One Economy at a Time. HaperCollins, 2006. ISBN 0-06-084687-9
  • Moore, David The World Bank: Development, Poverty, Hegemony", UKZN press, 2007
  • Perkins, J. Confessions of an Economic Hitman. Berrett-Koehler Publishers, 2004. ISBN 1-57675-301-8
  • SAPRIN, (Structural Adjustment Participatory Review International Network) Structural Adjustment: The SAPRI Report. Zed Books, 2004
  • Stewart, Frances. Adjustment and Poverty: Options and Choices. Routledge, 1995. ISBN 0-415-09134-9
  • Stiglitz, Joseph El malestar en la globalización. Taurus, 2002. ISBN 968-19-1187-3

Véase también

Enlaces externos