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Alfonso V de Portugal

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Alfonso V de Portugal
Rey de Portugal

Retrato de Alfonso V, el Africano
Reinado
9 de septiembre de 1438 - 10 de noviembre de 1477;[n 1]​ 15 de noviembre de 1477 - 29 de agosto de 1481
Predecesor Eduardo I de Portugal
Sucesor Juan II de Portugal
Información personal
Otros títulos Rey de Castilla (1475-1479)
Nacimiento 15 de enero de 1432
Familia
Casa real Dinastía de Avís
Padre Eduardo I de Portugal
Madre Leonor de Aragón y Alburquerque
Consorte
  • Hijos Juan (1451), heredero (fallecido al poco de nacer)
    Juana la Princesa-Infanta Santa (1452-90), religiosa y beata
    Juan II, el Príncipe Perfecto

    Firma Firma de Alfonso V de Portugal

    Alfonso V de Avís, apodado el Africano (Palácio Real, Sintra, 15 de enero de 1432 - Sintra, 28 de agosto de 1481) fue rey de Portugal. Era el hijo mayor del rey Eduardo I de Portugal y de su esposa, la infanta Leonor de Aragón. Alfonso V tenía seis años cuando sucedió a su padre en 1438.[n 2]

    Biografía

    Primeros años de vida

    Durante su minoría de edad, Alfonso quedó bajo la regencia de su madre, de acuerdo con los últimos deseos de su padre. Además de por ser mujer, su madre era extranjera, por lo que su popularidad era muy baja. El único aliado de la reina era Alfonso, conde de Barcelos, hijo ilegítimo de Juan I de Portugal. Al año siguiente, las Cortes decidieron reemplazar en la regencia a la reina por Pedro, duque de Coímbra, tío del joven rey. La política de Pedro se centró en limitar las grandes Casas nobles, reinos dentro del reino y en concentrar el poder en la persona del rey. El país prosperó bajo su gobierno, pero no de una forma pacífica, ya que sus leyes se enfrentaban con las ambiciones de los nobles poderosos.

    El conde de Barcelos, enemigo personal del duque de Coimbra, se convirtió en el tío favorito del rey, lo que le permitió aumentar su poder. En 1442, el rey concedió a Alfonso el título de duque de Braganza. Con este título y las tierras que le pertenecían se convirtió en el hombre más poderoso de Portugal y uno de los más ricos de Europa.

    Para asegurar su posición como regente, Pedro casó en 1445 a su hija, Isabel de Coimbra, con el rey Alfonso V. De este matrimonio nacieron tres hijos:

    Pero el 9 de junio de 1448, al alcanzar el rey su mayoría de edad, Pedro tuvo que entregar todo su poder a Alfonso V. El 15 de septiembre de ese mismo año, Alfonso V anuló todas las leyes y edictos que se habían aprobado durante la regencia. La situación se volvió inestable y, en los años siguientes, Alfonso declaró la guerra a Pedro y derrotó a su ejército en la batalla de Alfarrobeira. En la contienda, su tío y a la vez suegro falleció.

    El apogeo del Marruecos portugués

    A partir de entonces, Alfonso centró su atención en el norte de África. Durante el reinado de su abuelo Juan I, se había conquistado Ceuta en 1415 y ahora el rey quería ampliar sus conquistas. El ejército del rey conquistó Alcacer Ceguer (1458), Tánger (ganada y perdida varias veces entre 1460 y 1464) y Arzila (1470). Estas conquistas le proporcionaron al rey el apodo de el Africano.

    El rey dio apoyo a las exploración del Océano Atlántico, lideradas por su tío, el infante Enrique el Navegante pero, tras la muerte de Enrique en 1460 dejó de prestar atención a estas expediciones. Administrativamente, Alfonso V fue un rey ausente ya que no desarrolló ni las leyes ni el comercio, prefiriendo seguir con las legislaciones dictadas por su padre y su abuelo.

    El trono de Castilla y el oro de Guinea

    Cuando finalizaron las campañas africanas, Alfonso V encontró nuevos frentes bélicos en la Península Ibérica. En la vecina Castilla, se estaba gestando un escándalo político con implicaciones reales. El rey Enrique IV solo tenía una hija de su segundo matrimonio con Doña Juana de Avís (hermana de Alfonso V): Juana, llamada la Beltraneja. Pero la paternidad del rey se había puesto en cuestión ya que se decía que era impotente y que la reina Juana había mantenido una relación amorosa con un noble, Beltrán de la Cueva.[n 3]

    Tras fallecer Enrique IV en diciembre de 1474, Alfonso V se casó en Plasencia el 25 de mayo de 1475 con su sobrina Juana, a la que consideraba legítima heredera al trono, siendo allí aclamados como reyes de Castilla. Pero al año siguiente, en la batalla de Toro, Alfonso fue derrotado por su primo Fernando (el futuro Fernando el Católico y esposo de Isabel, hermanastra de Enrique IV), mientras las tropas de su hijo, el príncipe Juan, destrozaron el ala derecha castellana y quedaron en posesión del campo de batalla:

    Quiso la mala suerte de los fernandinos que el ala izquierda de los portugueses, tan poderosa, mandada por el príncipe Don Juan, hubiese de enfrentarse con su ala derecha, más desordenada por estar repartida entre tantos capitanes, y así esta fue fácilmente vencida. Acudieron, con la del rey, las demás huestes…y así estuvo el combate indeciso… hasta que los portugueses [centro y ala derecha], ante la presión de los fernandinos se fueron retirando hacia Toro. Contribuyó a que de esta turbia jornada quedase para los partidarios de Don Fernando el optimismo de la victoria la extraña conducta de Alfonso V, que abandonó a su hueste para refugiarse en el castillo de Castronuño. En cambio, el Príncipe de Portugal, «visto que la gente del rey su padre era vencida…subióse sobre un cabezo, a donde tañendo las trompetas, e haciendo fuegos e recogiendo su gente, estuvo quedo con su batalla en el campo…». El cardenal hubiera querido arrojarle de aquella posición, pero la gran lluvia que caía, que hacia mas tenebrosa la noche, y la fatiga inmensa de la gente del rey, que había hecho en ayunas aquella jornada y aquel combate, lo hicieron imposible, y se dio orden de retirada hacia Zamora. Así fue la batalla de Toro. (López de Ayala)[1]

    Sin embargo, aunque militarmente indecisa,[n 4][n 5]​ la batalla de Toro fue una victoria política muy grande para los reyes católicos,[n 6][n 7][n 8]​ arruinando definitivamente las posibilidades de Juana alcanzar el trono castellano, ya que sus últimos partidarios castellanos se trasladaron al partido isabelino.

    Isabel I de Castilla y su marido Fernando V convocaron cortes en Madrigal (Abril 1476), donde su hija Isabel fue reconocida y jurada heredera de la corona de Castilla, mientras San Juan de los Reyes, famoso convento franciscano [que] quiere ser la réplica de Batalla (...) fue edificado para conmemorar la indecisa batalla de Toro. (López de Ayala)[2]

    Alfonso V se trasladó a Francia buscando la ayuda del rey Luis XI pero, decepcionado por el monarca francés, regresó a Portugal en 1477. Ante las noticias que se habían recibido de Francia acerca de que Alfonso V había abdicado, en noviembre de 1477, fue proclamado su hijo Juan II como rey de Portugal, pero cinco días más tarde Alfonso V regresó a Portugal y su hijo le cedió la corona. [3]

    Por su parte, las flotas portuguesas suplantaron a las castellanas en el Atlántico y posesiones ultramarinas:[n 9][n 10]​la expulsión de una armada castellana de 25 carabelas enviada por Fernando para conquistar Gran Canaria con la pérdida de 5 navíos y 200 hombres (1478), [n 11][n 12]​la captura de una armada de 35 carabelas[n 13][4]​ con un enorme cargamento de oro en la batalla naval de Guinea (1478) e la reconquista de Ceuta - recuperada a los 5, 000 castellanos[n 14]​ del duque de Medina Sidónia por una armada comandada por el propio rey Alfonso en 1476, en el decorrer de su viaje a Francia.[n 15]

    El tratado de Alcáçovas (4 de septiembre de 1479) puso término al conflicto, siendo reconocidos los derechos de los reyes católicos al trono Castellano, así como la hegemonía portuguesa sobre casi todos los territorios atlánticos y africanos disputados, descubiertos o por descubrir - incluso el monopolio del comercio de Guinea (oro, esclavos, marfil y pimienta melegueta) -, con la excepción de las islas Canarias. Portugal recibió también una sustancial indemnización de guerra en forma de dote del matrimonio entre don Alfonso, heredero de la corona portuguesa, y doña Isabel, primogénita de los reyes católicos: 106 676 dobles de oro.[5]

    En sus últimos años de vida, Alfonso se retiró a un monasterio en Sintra, en el que murió en 1481.

    Ancestros