Ser agradecido puede ser el factor decisivo entre morir antes o después. Un estudio de la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard ha encontrado la primera evidencia empírica sobre la conexión entre longevidad y el sentimiento positivo de valorar lo bueno de la vida.
La investigación se centró en una base de datos de 49,275 enfermeras mayores de Estados Unidos realizado en 2016. Este consistió en un cuestionario sobre la sensación de gratitud durante sus años de carrera. Las profesionales debían responder si estaban de acuerdo con afirmaciones como “Tengo mucho en la vida por lo que estar agradecido” y “Si tuviera que enumerar todo en lo que me siento agradecido, la lista sería muy larga”.
Al momento de contestar el cuestionario la edad promedio de las enfermeras era de 79 años. En 2019 el equipo universitario inició el rastreo de salud de las entrevistadas. Aproximadamente el 10% de ellas había fallecido. Los científicos se encontraron ante una oportunidad poco antes vista. Con los datos recopilados, era posible encontrar correlaciones entre la forma optimista de ver la vida y el riesgo de mortalidad.
Ying Cheng, epidemiólogo y principal autor del estudio, explica que ser agradecido tradicionalmente se ha asociado con la eliminación del estado de angustia. Cuanto más se valore lo que se tiene, mayor es el índice de bienestar emocional. El sentimiento es bueno para la salud mental. Sin embargo, lo que no está claro es si esa perspectiva repercute en la salud física.
Las enfermeras que obtuvieron una puntuación más alta en la escala de gratitud experimentaron un 9% menos de probabilidades de aparecer en el registro de muertes. También presentaron mejores resultados de salud en comparación con aquellas poco agradecidas que tenían un perfil sociodemográfico similar. El sentimiento podría ser responsable de fortalecer a las entrevistadas contra enfermedades cardiovasculares, señala el reporte.
“Este estudio proporciona la primera evidencia empírica que sugiere que experimentar afecto agradecido se asocia con una mayor longevidad entre los adultos mayores. Los hallazgos deberán replicarse en futuros estudios con muestras más representativas”, apunta el estudio publicado en JAMA Psychiatry.
Existen informes previos que soportan el resultado de la Escuela de Salud Pública TH Chan. Una mayor sensación de gratitud se ha asociado con perfiles favorables de biomarcadores cardiovasculares y una mayor adherencia a estilos de vida saludables. Si una persona se libra de la angustia, es probable que siga una dieta saludable, haga ejercicio, prolongue estas actividades en el tiempo y tome los medicamentos que necesita.
Cómo ser más agradecido
Múltiples blogs sobre ayuda personal y pensamiento positivo coinciden en que practicar el agradecimiento es un proceso de autorreflexión. La filosofía de vida no debe asociarse a alguna religión. El hábito de agradecer mantiene a la persona optimista y contribuye a que no pierda el enfoque de sus actividades diarias.
Ser agradecido puede no ser fácil, aunque parezca intuitivo. La metodología clave para formar el hábito es la atención plena en la sensación y la enumeración de los momentos más agradables. Por un lado, se recomienda tomar unos segundos para dimensionar el sentimiento cuando aparezca. Por otro lado, se invita a escribir una lista personal de motivos por los cuales la persona debe sentirse agradecida. Ambas actividades ayudarán a eliminar una visión negativa de la vida diaria.
