Estudios científicos y evidencia: qué creer en salud

Muchas de las informaciones sobre salud que aparecen en los medios de comunicación, escritos y audiovisuales, suelen estar basadas en estudios científicos. Sin embargo, en ocasiones, hay una gran diferencia entre la información que llega al público general y los resultados reales de los estudios científicos que había detrás. Esto genera mucha confusión y desconfianza.

Evidencia científica mal interpretada

A veces los medios de comunicación o las redes sociales exageran los resultados beneficiosos para la salud de un determinado tratamiento o medicamento. O, se dan por ciertos resultados de estudios clínicos preliminares que aún están muy lejos de ser concluyentes. Esto es lo que ha ocurrido durante la pandemia de COVID-19 con medicamentos como la hidroxicloroquina o el remdesivir . 

Es por eso que conocer un poco sobre los diferentes tipos de estudios científicos que se realizan en el campo de las ciencias de la salud nos ayudará a saber interpretar realmente lo que estos nos cuentan y a entender mejor sus limitaciones.

Estudios científicos

Las ciencias de la salud es un campo que requiere de constante investigación ya que hay multitud de preguntas de las que a día de hoy aún no se conoce la respuesta. Para intentar encontrar respuestas a todas estas preguntas los investigadores diseñan estudios clínicos de diferentes tipos. A grandes rasgos podemos hablar de dos grandes tipos.

Estudios no experimentales

Los estudios no experimentales, también llamados observacionales, se denominan así porque los investigadores se limitan a observar lo que le sucede a las personas o poblaciones a las que se están estudiando.

Este tipo de estudios establecen asociaciones entre factores presentes en las vidas de las personas y los eventos de salud que se observa que les suceden. Si se observa que un determinado factor, sustancia o situación está siempre presente antes de que aparezca la enfermedad, se dice que hay una asociación positiva y que ese factor es un factor de riesgo. Si, por el contrario, se observa que la presencia de un determinado factor disminuye la aparición de una determinada enfermedad se dice que la asociación es negativa y que se trata de un factor protector. 

Por ejemplo, los estudios observacionales han permitido demostrar que fumar es un factor de riesgo de eventos cardiovasculares, mientras que la actividad física es un factor protector.

Estudios experimentales y ensayos clínicos

Los estudios experimentales, también llamados intervencionales, son estudios dónde los investigadores deciden que una parte del grupo de personas que está siendo estudiado reciba un tratamiento experimental o intervención y que la otra parte del grupo reciba el tratamiento habitual o un placebo. Al final del estudio los investigadores comparan los efectos de los tratamientos en los dos grupos para saber si el tratamiento experimental es mejor, igual o peor que el tratamiento habitual o el placebo.

Dentro de los estudios experimentales, el que más certeza ofrece en cuanto a los resultados que se obtienen es el famoso ensayo clínico.

El ensayo clínico es el mejor tipo de estudio para demostrar que una intervención o nuevo tratamiento es eficaz, por eso los laboratorios farmacéuticos están obligados a realizar ensayos clínicos para demostrar a las autoridades reguladoras que un nuevo medicamento es eficaz y seguro.

Los ensayos clínicos son perfectos para demostrar la eficacia no solo de nuevos medicamentos, sino también de cualquier otro tipo o forma de intervención terapéutica, por ejemplo: terapias psicológicas, dietas alimentarias, complementos nutricionales, programas de actividad física, terapias alternativas, programas de salud pública, etc.

Revisiones sistemáticas

Con excepción de los ensayos clínicos que realizan los laboratorios farmacéuticos para demostrar la eficacia de los nuevos medicamentos, es muy difícil encontrar ensayos clínicos lo suficientemente grandes y perfectamente bien desarrollados como para poder estar seguros de que los resultados obtenidos son ciertos y no son fruto del azar o consecuencia de los fallos del ensayo. De hecho, lo más habitual es encontrar publicados muchos ensayos clínicos de pequeño tamaño y con algún fallo en su diseño que, en algunas ocasiones, hasta ofrecen resultados diferentes sobre la eficacia de una misma intervención terapéutica.

Cuando esto sucede algunos investigadores se encargan de revisar y evaluar, uno por uno, todos los ensayos clínicos realizados sobre una misma intervención para intentar obtener una única conclusión sobre su eficacia y también sobre la confianza o grado de certeza que podemos depositar en los resultados de los diferentes ensayos clínicos revisados. A este proceso de revisión y evaluación de todos los ensayos clínicos publicados se le conoce con el nombre de revisión sistemática.

Estas revisiones sistemáticas aúnan toda la evidencia científica disponible sobre una intervención en salud y facilitan tomar mejores decisiones de salud.

 

Cochrane: el valor de la evidencia

Entre los investigadores que realizan y publican revisiones sistemáticas destacan los que participan en la red Cochrane internacional.

La red Cochrane internacional está presente en diferentes centros de investigación por todo el mundo.En España se encuentra la sede de uno de ellos: el Centro Cochrane Iberoamericano.

OCU colabora con Cochrane

En OCU estamos a favor de que, en el ámbito de la salud, se tomen decisiones basadas en los resultados de la mejor evidencia científica disponible. Nuestro interés por acercar las mejores aportaciones de la ciencia a los consumidores y usuarios nos ha llevado a firmar un acuerdo con el Centro Cochrane Iberoamericano, con quienes estamos trabajando en varios proyectos de forma conjunta.

Uno de ellos es nuestra sección de Vida Sana de la revista OCU Salud donde presentamos con un lenguaje claro y sencillo los resultados de algunas de sus revisiones sistemáticas más relevantes para la salud de los consumidores. 

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