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Clímax (ecología)

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En ecología, el concepto de clímax viene determinado por la situación más estable a la que es capaz de llegar un ecosistema.

Partiendo de un desierto ecológico, pongamos por ejemplo una tierra nueva a colonizar formada con el enfriamiento de lava por una reciente erupción volcánica, desde el momento inicial comienza a ser colonizado por la vida. Se inician relaciones entre las especies colonizadoras, formando así un ecosistema frágil y poco adaptado a la vida. Poco a poco, el ecosistema evoluciona, madura y tanto se adapta al entorno como adapta el propio entorno a sus necesidades.[n. 1]​ El ecosistema de esta forma va evolucionando hacia una madurez en la que el objetivo perseguido es un equilibrio y un mayor aprovechamiento de los recursos materiales (puesto que los energéticos sobran gracias al Sol) aumentando los niveles tróficos y ganando en complejidad. El ecosistema que está en la cima de su equilibrio y ha conseguido su máxima cantidad de relaciones tróficas, se dice que ha llegado a su clímax, y a la comunidad (o comunidades) que vive en él, se la denomina comunidad clímax.[1]

Véase también

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Notas

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  1. Por ejemplo, un grupo de algas que crece en una zona intermareal, al retirarse el agua quedan secas, pero a medida que las algas crecen son lo bastante grandes como para retener algo de agua a modo de red, con lo que adaptan el entorno manteniendo para sí cerca el agua. De la misma forma y a otro nivel, el amazonas es capaz de modificar el ciclo de lluvias debido a la enorme evaporación de la propia selva, con lo que se asegura un aporte de agua constante.

Referencias

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  1. Krebs, Charles J. (1986). Ecología. (3ª edición). Ediciones Pirámide. ISBN 978-84-368-0315-0.