Marie Claire

Una casa a medio camino ente el campo y el interiorismo clásico francés que aporta paz

En una finca olivarera del alentejo portugués, una familia apegada al campo y al interiorismo más clásico ha construido una casa nueva que ya tiene pátina. Un refugio de paz y sol, de maderas viejas y espartos campesinos, en donde bajarse del tiempo.

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Daniel San Martín tiene un currículum académico de los que impresionan: ingeniero de Caminos, licenciado en Derecho, EMBA por el IESE... Su vida profesional ha girado siempre en torno al negocio inmobiliario en Madrid, pero su afición por el interiorismo latía por dentro desde hace mucho.

"Un día me di cuenta de que la parte que más me divertía de mi trabajo era amueblar los pisos piloto", recuerda divertido. Empezó hace diez años decorando casas de amigos y acabó matriculándose, ya en la cuarentena, en un máster de Arquitectura de Interiores que está a punto de terminar. Ahora, los proyectos se le acumulan.

En el hall, la puerta, de madera reciclada, es obra de un carpintero de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz).

En el hall, la puerta, de madera reciclada, es obra de un carpintero de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz). En esta estancia se priorizan los tonos dorados en homenaje al aceite que produce la finca.Asier Rúa

Una propiedad olivarera

Su mayor reto hasta el momento ha sido esta propiedad en el Alentejo portugués concebida por el arquitecto Carlos Ochoa. Un complejo de edificios nuevos, en una amplia finca olivarera, formado por una casa principal, una de invitados, una residencia para los guardeses, pabellón de piscina, pabellón de caza y capilla. Todos tienen una sola altura y respetan la arquitectura tradicional de la zona.

El centro neurálgico es un amplio patio que flanquea, en dos de sus lados, la casa principal. Dentro, un pasillo recorre ese muro de 90 grados que linda con el patio, ejerciendo como eje distribuidor. Las estancias se abren al muro exterior con espectaculares vistas al campo, de modo que la luz entra por todas partes.

La casa tiene un salón y un comedor muy amplios, cada uno con diferentes ambientes

La casa tiene un salón y un comedor muy amplios, cada uno con diferentes ambientesAsier Rúa

Nada más entrar nos encontramos un homenaje al entorno: los muebles y objetos decorativos del hall tienen los tonos dorados del aceite de oliva que produce la finca. Hay un enorme salón con dos ambientes, un comedor de techos infinitos y numerosas habitaciones con sus correspondientes baños. Los propietarios tienen una familia numerosa y reciben invitados con frecuencia.

La casa desprende un aroma muy clásico. San Martín se vio ante un reto: tenía que decorar la propiedad en muy poco tiempo y con un presupuesto limitado. La solución fue alquilar un camión y recorrerse, en unos cuantos días, seis ferias de desembalaje francesas y el enclave provenzal de L'Isle-sur-la-Sorgue, un idílico pueblecito sobre canales lleno de anticuarios.

El sol es un elemento que no falta en el alentejo, del que disfrutar infinitas horas en el patio y la piscina.

El sol es un elemento que no falta en el alentejo, del que disfrutar infinitas horas en el patio y la piscina.Asier Rúa

"En las casas de campo prefiero el estilo francés, con muebles decapados y materiales poco tratados que encajan mejor con un entorno como este", explica.

Para el resto de la decoración, acudió a casas de subastas, anticuarios madrileños, al Rastro y a otras marcas de corte clásico. El conjunto, de aire noble y campesino, parece haber firmado un pacto de no agresión con el tiempo como el suscrito por la tierra en que se asienta.

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