Cada vez de forma más habitual, los personajes secundarios son empleados por los guionistas para abrir nuevas puertas en términos de representación y diversidad. De la misma manera, estos roles que enriquecen el reparto suelen ser los encargados de presentar tipos de personalidad de lo más variopintos, menos arquetípicos y que se prestan a la experimentación, con el objetivo de conseguir no solo un relato más jugoso, sino también como estrategia para mantener enganchada a la audiencia televisiva.
Como consecuencia para nada imprevisible, estos, en principio, pequeños papeles pueden impulsar a sus intérpretes a la hora de conseguir cada vez más minutos en pantalla y una mayor relevancia de sus personajes, convirtiéndoles en rivales de los protagonistas, en cuanto a importancia dentro de la trama, en lugar de funcionar como meros apoyos.
Si el personaje está bien construido y el intérprete consigue la verosimilitud e intensidad necesarias, estas actuaciones se pueden convertir en icónicas, mostrando el verdadero potencial de este personaje como protagonista. Cuando esto se produce, no se suele desaprovechar la oportunidad, si todas las partes están de acuerdo, a la hora de convertir a estos secundarios en líderes de su propia serie, a modo de spin-off que nace del proyecto anterior. Estos son los casos de Joey, que nació de Friends; de Frasier, spin-off de Cheers que se mantuvo 12 años en antena; o de Aída, que surgió de Siete vidas.
Las series corales son las que, con mayor probabilidad, suelen contar con algún 'roba escenas' infiltrado a modo de polizón en su reparto de secundarios. Es el caso de la inolvidable Kimmy Gibbler en Padres forzosos, de Amy Farrah Fowler en Big Bang o de Dustin Henderson en Stranger Things, por nombrar solo algunos ejemplos.
Los personajes secundarios bien construidos, interpretados y que consiguen empatizar y conectar con la audiencia se convierten en el perejil de todas las salsas. Más que simples aliados de sus protagonistas, sus apariciones se tornan imprescindibles para mantener el interés capítulo a capítulo, sobre todo cuando la fuerza de las tramas principales comienzan a flaquear. Los 10 que hemos reunido a continuación hubieran tenido la capacidad de liderar el show si les hubieran dejado, pero su magia y grandeza residían, precisamente, en mantenerse en un segundo plano nada discreto. No están todos los que son, pero sí son todos los que están y ha llegado el momento de reivindicarlos como se merecen. No te los pierdas.
Eleven en Stranger things
Eleven - interpretada por Millie Bobby Brown - se ha pasado media vida encerrada en un laboratorio sin contacto con otras personas. El motivo es que posee una serie de habilidades psíquicas que necesitan ser estudiadas (y con las que experimentan sin descanso) por los científicos del Laboratorio de Hawkins, con el objetivo de ser utilizadas como arma potencial en contra del comunismo. Sin embargo, con 11 años consigue escapar del laboratorio y es encontrada en el bosque por Mike, Dustin y Lucas, que están buscando a su amigo Will. Sus habilidades telequinésicas, clarividentes y para desaparecer como por arte de magia la convierten en un personaje imprescindible que atrapa cada vez que aparece en escena.
Violet Crawley en Downton Abbey
Pocos personajes de las series han protagonizado tantos gifs y memes virales como Violet Crawley. Interpretada por Maggie Smith, la condesa viuda de Graham se niega a asumir que los tiempos cambian y que la aristocracia debe adaptarse a ellos, pues su fortuna y sus costumbres y privilegios no hacen otra cosa que mermar con el paso de los años. Su resignación ante las decisiones de sus familiares más jóvenes y su comportamiento snob, caiga quien caiga, son enternecedores. Eso sí, cuando pierde la paciencia, su palabra es ley.
Carlton Banks en El príncipe de Bel-Air
El primo pijo de Will Smith en El príncipe de Bel-Air resultó ser uno de los personajes más divertidos de esta sitcom debido a sus escasas habilidades sociales, a su carácter infantil y a las excentricidades propias de un residente de uno de los barrios más caros del planeta. Carlton (Alfonso Ribeiro) se convirtió en el objetivo de las bromas de su primo pero, a pesar de este asedio constante, siempre le demostró fidelidad. Sus bailes al ritmo de It’s not unusual, de Tom Jones, son historia de la televisión.
Berlín en La casa de papel
Berlín es su nombre en clave. En realidad se llama Andrés de Fonollosa Gonzálvez y lidera desde el interior de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre a la banda que pretende ejecutar el robo del siglo. Interpertado por Pedro Alonso, Berlín en el hermano de 'El Profesor', cerebro de la operación, y aunque su personalidad narcisista está cerca de la sociopatía, lo cierto es que resulta muy fácil querer a este malo que genera mucha empatía.
Barney Stinson en Cómo conocí a vuestra madre
Mujeriego y con aversión al compromiso, Barney Stinson (Neil Patrick Harris) es uno de los personajes más cómicos de la televisión reciente, gracias a sus peregrinas estrategias para seducir a las mujeres. Elegantemente vestido de traje, se considera un 'soltero de oro' y, de hecho, es el único de su grupo de amigos que no tiene una pareja estable. Una de sus principales aficiones es crear situaciones de confusión y después retirarse para ver cómo se resuelve todo desde la distancia y partiéndose de risa, por supuesto. Barney Stinson, creador del 'Bro Code' y de varios manuales para ligar, es un oportunista y un manipulador, pero las consecuencias de sus actos son, precisamente, el gancho de esta serie.
Poussey Washington en Orange is the new black
Personaje recurrente durante las dos primeras temporadas de la serie, Poussey Washington - interpretada por Samira Wiley - se convierte en alguien relevante durante la tercera y la cuarta entrega. A pesar de estar en prisión y de saber que le quedan por delante cuatro años de condena, Washington conserva su buen humor, su espíritu conciliador, su talante afable y su gran corazón, incluso durante las situaciones más dramáticas.
Greg Hirsch en Succession
El de Greg Hirsch es una muestra del curioso caso de la 'mosquita muerta' que acaba robando el show a todos los niveles. Greg (Nicholas Braun) es tímido, pero a la hora de conseguir sus objetivos se convierte en un kamikaze, como si no hubiera nadie al volante, aunque en realidad sí lo hay. Mientras sus primos Roy se enredan en una trama de telenovela por suceder a su padre, gran magnate de los medios de comunicación, Greg solo aspira a mantener un trabajo que le proporcione estabilidad y, por qué no, un buen nivel de vida. Su presencia ya es imprescindible en esta serie que satiriza sobre el nepotismo y las traiciones corporativas en el seno familiar.
Jenny Humphrey en Gossip Girl
Jenny Humphrey tiene un sueño: vivir las vidas de las adolescentes del Upper East Side que relata la web de cotilleos Gossip Girl
. Cada vez está más cerca, ya que también asiste a Constance Billard, el mismo colegio elitista de sus ídolos. Sin embargo, alguien se interpone en su camino: Blair Waldorf. ¿Por qué Jenny Humphrey se convierte en un personaje secundario 'roba escenas'? Porque es la única capaz de enfrentarse a la 'abeja reina' del barrio más caro de Nueva York y de demostrar que está a su mismo nivel en cuanto a picardía.
Eli Gold en The good wife
Su falta de escrúpulos en el trabajo - es asesor político - y su franqueza son las principales señas de identidad de este personaje interpretado por Alan Cumming, que llegó para volver un poco más loca a Alicia Florrick y para revitalizar la serie en su segunda temporada, y terminó con dos nominaciones a los Globos de Oro como mejor actor secundario por este papel. Eli Gold consiguió ganar tanta relevancia que los guionistas acabaron creando el papel de su hija Marissa, convirtiéndoles en el dúo más esperado de la serie.
Jenna Maroney en 30 Rock
Además de las interpretaciones de su reparto coral, lo que hizo grande a 30 Rock fueron las personalidades extremas de sus personajes, cuyas relaciones consiguieron alcanzar un nivel de comedia absurda difícil de superar. En este sentido, el de Jenna Maroney - interpretada por Jane Krakowski - es la quintaesencia de la actriz necesitada de atención, cuyo comportamiento de diva se sustenta en profundas inseguridades personales. Son precisamente estas inseguridades las que consiguen que empaticemos con ella. El verdadero regalo de Jenna son las situaciones tan ridículas que protagoniza porque, con frecuencia (por no decir nunca), no sabe cómo salir airosa de ellas.