Marie Claire

El detalle que vas a llevar este año en todas tus cazadoras nació en la guerra

Un sinfín de colecciones entonan el grito de guerra esta temporada al servirse de un detalle asociado a luchas de toda clase. Este otoño, las tachuelas se incrustan en tus chaquetas y nosotras les desincrutamos la historia.

Un sinfín de colecciones entonan el grito de guerra esta temporada al servirse de un detalle asociado a luchas de toda clase.

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Dicen que la exposición anual del Instituto del Traje de Nueva York, aquella que inaugura la magnífica Gala del Met, determina el rumbo que tomará la industria de la moda durante los próximos doce meses y encuentra su eco en la década sucesiva. Por nombrar las más recientes: China a través del espejo (2015) propició que el país asiático se consagrara como potencia del lujo mundial; Manus ex machina: la moda en la era tecnológica (2016) señaló la democratización de los wearables; Rei Kawakubo y Comme des Garçons: el arte de lo intermedio (2017) legitimó a lo grande la moda conceptual; Cuerpos celestes: la moda y el imaginario católico (2018) propició –tras la crisis económica– una reconciliación con el lujo más suntuoso; y Notas sobre el Camp (2019), junto con la influencia de Punk: del caos a la costura (2013), han dado lugar (entre otras cosas) a que las tachuelas se alcen de nuevo como tendencia, terminando de vaciarlas de significado. Pero vayamos por partes.

Ensamblar, proteger e intimidar

Aplicado a indumentaria, este detalle que la RAE define como "clavo corto y de cabeza grande" tuvo su primera aparición notable durante el segundo milenio a. C., cuando surgieron las armaduras metálicas. Servían para unir sus diferentes partes, aunque también se les concedió uso ornamental. Esta función se aprecia claramente en la pteruges de los antiguos soldados griegos y romanos, que consistía en una pieza decorativa situada en la cintura de la armadura. En cambio, en la Baja Edad Media destacó la brigantina, una coraza del siglo XIV al XVI formada por pequeñas láminas de acero ubicadas entre capas de cuero o lino y sujetas con tachuelas. ¿Su objetivo? Evitar la penetración de armas blancas y amortiguar golpes.

Además de las citadas funciones, llegó un momento en que las tachuelas también se utilizaron para intimidar. Esos discretos clavitos en ocasiones se alargaron en forma de pinchos, en especial, en la zona superior del yelmo, en el pecho y en las armaduras de los caballos.

Cuidado, que pincho

Alexander McQueen para el otoño de 2019.

mcqueen tachuelasAlexander McQueen para el otoño de 2019.

Cuando a mediados del siglo XX surge una generación de posguerra en busca de identidad, algunas subculturas se apropiaron de las tachuelas y sus amenazantes implicaciones. Quizá los primeros fueran los Halbstarke, unos adolescentes de Zúrich que el fotógrafo Karlheinz Weinberger documentó a finales de los 50 y principios de los 60, caracterizados por siluetas ajustadas de denim con tachuelas que combinaban con grandes cadenas al cuello y cinturones con imágenes de Elvis en la hebilla. Se habían adelantado una década a las estéticas motera y punk, esta última, prácticamente un invento de Malcolm McLaren –con permiso de su novia de la época, Vivienne Westwood–.

En 1971, estos dos provocadores abrieron Sex (así llamada entre el 74 y el 77) en el 430 de King's Road: una tienda de ropa que actuó como revulsivo desde Londres. Llena de tachuelas (y también desgarros e imperdibles), su primera colección fue acogida por los punks igual que las crestas. Para ellos no se trataba de adornos metálicos sino de una advertencia: 'somos intocables'. Además, McLaren selló la relación entre punk rock y tachuelas cuando, como Manager de los Sex Pistols, les colocó unas chaquetas moteras para renovar su imagen. Los siguieron Lou Reed, Patti Smith o The Clash y las tachuelas se convirtieron en una amenaza para el orden social.

Tachuelas de plexiglás

Lady Gaga en el iHeartRadio Music Festival de 2011.

lady gaga tachuelasLady Gaga en el iHeartRadio Music Festival de 2011.

Con ironía, las reinas del glam rock las aplicaron a sus trajes desde finales de los 70. Del mismo modo en que su música era una reacción al rock psicodélico (tan virtuosista como aburrido), usaron prendas y accesorios femeninos por oposición al arquetípico roquero machote. No solo inventaron un género musical luminoso y extravagante, sino que lograron equiparar lentejuelas y tachuelas al mezclarlas con maquillaje.

Cuando acabaron los 80, las tachuelas eran cosa de Madonna, Cher, Lady Gaga y otras divas expertas en un fenómeno tan en boga actualmente como la apropiación (sub)cultural. Es imposible saber si la clave en que Longchamp, Saint Laurent, McQueen o Paco Rabanne las interpretan este otoño-invierno está más cerca del punk o el camp.

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