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Moda de segunda mano: la alternativa al ‘fast fashion’ que no para de sumar adeptos

Las plataformas 'online' de segunda mano y la glamurización del 'vintage' han logrado que las temporadas pasadas sean objeto de deseo de fashionistas y ecologistas. En busca de la calidad y la sostenibilidad, la vida de la ropa se multiplica de armario en armario.

Las plataformas 'online' de segunda mano y la glamurización del 'vintage' han logrado que las temporadas pasadas sean objeto de deseo de fashionistas y ecologistas. En busca de la calidad y la sostenibilidad, la vida de la ropa se multiplica de armario en armario.

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Las redes sociales hacen temblar, cada cierto tiempo, a la burbuja de la fast fashion. El desarrollo de la era digital expone a las personas a una constante sugestión de estímulos que, no solo les induce a tendencias consumistas, sino que pone al alcance de su mano las herramientas para poder materializarla de manera rápida y asequible.

Estas plataformas van un paso más allá de las rutinas productivas de los gigantes de la moda rápida, tal y como las conocíamos hasta el momento, generando un volumen de producción que se renueva a un ritmo vertiginoso.

Si ya nos llevábamos las manos a la cabeza al descubrir que algunas marcas producían alrededor de 24 colecciones al año, plataformas emergentes como Shein se imponen— según averiguaciones realizadas por el diario británico TheGuardian— lanzando hasta 10.000 productos nuevos al día gracias a un modelo de fabricación que responde a una excesiva demanda. Tanto es así, que tan solo el 6% de su stock permanece disponible por más de 90 días.

Una alternativa sostenible

Entonces, ¿cómo es posible rentabilizar un ritmo de producción tan acelerado como para que constantemente haya nuevas prendas disponibles, a precios escandalosamente bajos, y, aun así, obtener ganancias? La respuesta es simple: pagando a sus trabajadoras salarios precarizados, produciendo bienes de baja calidad y suponiendo un completo despilfarro ambiental.

Muchas de estas empresas de moda rápida delegan las tareas de corte y confección a fábricas en otros países con estándares laborales y medioambientales deficientes como una forma de abaratar costes, involucrándose en cadenas de suministro problemáticas y opacas. Frente a esta situación, surgen un sinfín de alternativas que posibilitan que dejemos de ser cómplices del problema.

La ropa de segunda mano se ha convertido en una tendencia al alza

La ropa de segunda mano se ha convertido en una tendencia al alzaiStockphoto

Y es que los detractores de la fast fashion defienden la denominada como moda slow; refiriéndose, generalmente, a marcas que producen bajo demanda —a menudo firmas locales— de las que podemos conocer el origen de fabricación de las prendas y tenemos garantía de las condiciones en las que han sido fabricadas. Sin embargo, tal y como apunta la influencer Paula Acedo (@paauulzz): "El concepto sostenibilidad es uno bastante privilegiado".

La premisa de este modelo de consumo sostiene que es preferible adquirir solo una prenda de mejor calidad a un mayor coste, sabiendo que se han empleado buenos materiales y que la actividad laboral se ha desarrollado en unas condiciones dignas, en vez de tener cinco de ellas a un bajo coste y de las que desconocemos todo lo que hay detrás. 

"Antes te comprabas unos zapatos de piel y duraban hasta que se te reventaban. Ahora, como tenemos tantas opciones, somos una generación más inconformista. Lo queremos todo porque lo hemos tenido todo al alcance de la mano. Y eso nos hace ser más consumistas. Hay gente que compra en superficies de fast fashion como Shein y les da absolutamente igual", añade Paula. Llegados a este punto, surge la gran pregunta: ¿cómo cambiar mis hábitos de consumo si no tengo los recursos o el poder adquisitivo para hacerlo? Los expertos parecen tenerlo claro: a través de la moda de segunda mano.

El nuevo paradigma

El negocio de la moda de segunda mano va mucho más allá de rebuscar en mercadillos y tiendas vintage. Plataformas emergentes como Vinted o Vestiaire Collective contribuyen a construir un sistema de moda ecológico basado en un modelo de consumo circular. 

Eleonora Porta, responsable de PR del Sur de Europa en Vinted, expresa: "La segunda mano se considera un aliado de las economías domésticas. Una muy buena forma de pivotar hacia unos hábitos de consumo más responsables. Esta concienciación por la sostenibilidad también está ejerciendo una presión creciente sobre las empresas de moda para comprometerse a mejorar su actividad".

Zara Pre-owned

Zara Pre-owned

Así lo hemos podido ver reflejado en el caso de Zara, con el lanzamiento de su plataforma de moda de segunda mano: Zara Pre-owned. "Es una cuestión de alinear las estrategias de las empresas con lo que nos muestran las cifras de deterioro del planeta, de contribuir a crear un mundo mejor medioambientalmente hablando. Quiero pensar que son decisiones genuinas y comprometidas, porque estas grandes empresas inspiran a las generaciones del futuro y su papel es fundamental en ese sentido", opina al respecto Agustín Liébana, exdirector de la boutique de Hermès en Madrid y propietario y fundador de Vestiaire Vintage.

Remando en la misma dirección

Según el último informe de este año del Boston Consulting Group (BCG) con Vestiaire Collective, el mercado de segunda mano representa entre el 3 % y el 5 % del sector general de prendas de vestir, calzado y accesorios, y se estima que podría crecer hasta el 40 %. 

"Vivimos en un mundo donde los consumidores, especialmente las generaciones más jóvenes, están cambiando el paradigma. Ha habido un cambio en el comportamiento del consumidor hacia una economía más circular dentro del ámbito digital. Los clientes continuarán cuestionando y cambiando su enfoque de consumo en la moda y en otras industrias y, naturalmente, se inclinarán hacia alternativas más sostenibles. Por eso el mercado de segunda mano está creciendo con tanta fuerza", determinan fuentes de la plataforma de moda circular.

"Los consumidores son cada vez más conscientes, tanto de la sostenibildad como del impacto del consumismo, y esto obliga a las marcas a repensar sus modelos actuales para adaptarse a lo que busca la sociedad". Más allá de la cuestión medioambiental, la moda de segunda mano ofrece otras muchas ventajas.

Cristina Pato, fundadora de la firma vintage Desupadreydesumadre, opina: "Obtienes una mejor relación calidad-precio. Mi armario cuenta con prendas atemporales y de calidad por las que todo el mundo te pregunta. Gracias a la segunda mano, he aprendido mucho de calidad. Además, mi consumo favorece el ciclo vital y vuelvo a poner en circulación prendas que se hicieron con muchas horas de trabajo y esfuerzo. Llevar puesto algo así hace sentir bien".

Los consumidores son cada vez más conscientes, tanto de la sostenibildad como del impacto del consumismo

Los consumidores son cada vez más conscientes, tanto de la sostenibildad como del impacto del consumismoiStockphoto

Además de esto, la moda de segunda mano, a diferencia del fast fashion, te permite adquirir piezas únicas que no todo el mundo tiene. "Estamos en un momento en el que la moda es supertendenciosa: en todas las cadenas de fast fashion encuentras lo mismo. Lo que te permite la moda de segunda mano, a parte de potenciar la sostenibilidad y tener un consumo mucho más consciente, es también esta diferenciación de tener piezas mucho más especiales, que cuentan con una historia detrás; tú no la conoces, pero te la puedes imaginar. Es algo fantasioso a la par que responsable. Ahí está el equilibrio", añade Paula Acedo. 

La generación del cambio

Millennials y generación Z oscilan entre dos modelos de producción de moda completamente opuestos que representan dos formas de consumo altamente diferenciadas. Fast fashion y otras opciones más sostenibles coexisten en aparente armonía. Hay quienes no entran en ese debate, mientras que otros eligen regir su consumo por unos valores muy marcados.

"Nuestro poder adquisitivo ha disminuido, pero nuestra consciencia para saber dónde invertir está aumentando. Ya hay suficiente ropa en el mundo y está casi todo visto. Muchas de las tendencias que están ahora vigentes, yo las he encontrado en el armario de mis padres. Mi bolsillo no sufre, no fomento una producción de ropa innecesaria con las malas condiciones de trabajo que eso conlleva y mis padres están orgullosos de verme con prendas que usaban ellos de jóvenes. Todo son ventajas", aporta la influencer Iris Armiño (@iris_ermine).

"Millenials y gen Z están revolucionando el mercado y otorgando mayor importancia al impacto social y ambiental de sus compras que las generaciones anteriores. Esto los convierte en los principales actores de la industria de reventa. Según el informe BCG con Vestiaire Collective 2022, los consumidores gen Z son los más aptos tanto para comprar (31 %) como para vender (44 %) artículos de segunda mano, y los millennials les siguen muy de cerca en la compra (27 %) y la venta (37 %)", concluyen fuentes de Vestiaire Collective.

¿Cómo comprar en apps de segunda mano?

1. Infórmate. Elabora un listado inicial de marcas que te gusten o te interesen. En estos casos, las redes sociales, como TikTok, pueden ser tu mejor aliado para la tarea de research. Busca contenido de otras personas que ya hayan comprado en aplicaciones como Vinted, Wallapop o Vestiaire Collective y descubre marcas que tal vez no conocías y que puede que encajen con tus necesidades.

2. Utiliza los filtros. Iniciarte en el mundo de las compras a través de las aplicaciones de segunda mano puede resultar abrumador teniendo en cuenta la amplia oferta de la que disponen. Para acotar tus búsquedas, utiliza los filtros en base a las marcas que te interesen, tu talla, el presupuesto que estás dispuesta a invertir o, incluso, el color de la prenda si ya tienes una idea preconcebida.

3. Reinvierte. Estas apps no solo nos permiten adquirir piezas únicas, también nos brindan la posibilidad de vender aquello que ya no utilizamos. Plataformas como Vinted presentan la opción de Saldo Vinted, un monedero en el que ingresar las ganancias de tus ventas para poder reinvertir ese dinero a posteriori en la propia aplicación. Una forma fácil de asegurar el consumo circular.

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