Marie Claire

¿Se va a extinguir el sujetador?

Por comodidad o por convicción, fueron muchas las que optaron por no volver a llevarlo. Fortalecían así las filas del movimiento 'No Bra', que forma parte de las batallas que libra la generación más joven para permitir que las mujeres se reapropien de su cuerpo.

Llevo sujetador desde que tenía 10 años, porque tenía mucho pecho desde el principio. "Empecé a quitarme el sujetador los fines de semana. Me encantó redescubrir mi cuerpo, los pechos que se mueven, su peso". "Tengo una talla 105 E y he dejado de usar sujetadores. Vivir sola durante dos meses me enseñó a no estar pendiente de la mirada de los demás. Ahora me digo que si no les gusta, nada les obliga a mirar". Al igual que Alicia, Diana y Aurora, el 7 % de las mujeres francesas mayores de 18 años ya nunca, o casi nunca, usan sujetador, según una encuesta reciente de Ifop (Instituto Francés de Opinión Pública). Entre las chicas jóvenes, la tendencia es aún más marcada: el 18 % de las de menores de 25 años practican el No Bra (sin sujetador, en inglés).

Una homogeneidad redonda

A juzgar por la profusión de testimonios recibidos para preparar este artículo, el cambio no es reciente: "Tengo 20 años, llevo una copa C y dejé de usar sujetadores en la escuela secundaria. Me siento muy bien sin ellos, es más rápido vestirse por la mañana. Me parece inconcebible que algún día vuelva a usarlos", cuenta con entusiasmo Ana. El movimiento está lejos de limitarse a una generación joven y desinhibida: "Me ocurrió hace tres años con la menopausia y los kilos de más", dice Federica, de 53 años. "El sujetador me apretaba más y más. Hasta el día en que me pregunté por qué me estaba haciendo eso". Ese malestar es, de hecho, la principal razón aducida para explicar el abandono del sujetador. Pechos comprimidos, aros que cortan el busto, tirantes que dejan marcas en la piel, dificultades para encontrar el tamaño correcto... La lista de desencuentros es larga.

Gigi Haid

Gigi Haid

¿Es acaso el corsé del siglo XXI la camisa de fuerza de la que habría que deshacerse? En el momento de su invención, por Herminie Cadolle, en 1889, el sujetador se vio como un paso adelante, pero, desde entonces, se ha ido cuestionando por etapas. En septiembre de 1968, tuvo lugar la famosa manifestación de feministas estadounidenses durante la cual, supuestamente, se quemaron sujetadores. Incluso si, más tarde, supimos que no fue así, el símbolo permaneció inalterable. En los años 70, las mujeres se bañan en topless en las playas francesas y Bianca Jagger se casa desnuda debajo de su traje sastre de Yves Saint Laurent. Veinte años después, atención, asistimos con la invención del push-up a lo que Camille Froide- vaux-Metterie, filósofa y autora de Senos: en busca de una liberación, denomina una "reencorsetización". El Wonderbra se convierte en una herramienta para formatear el cuerpo: la forma de los pezones desaparece y, fuera de la norma de la media manzana, llena, redonda y alta, no hay salvación. Se imponen los sujetadores con relleno para hacer que los senos se ajusten a las expectativas sociales y estéticas. "La uniformización concierne a todas las edades y a todas las clases sociales", lamenta la filósofa.

El impulso de internet

Desde la década de 2010, las cosas han vuelto a cambiar, impulsadas por iniciativas feministas como Free The Nipple, de 2012, y el #NoBraChallenge, en 2018. Estudios también cuestionan la utilidad del sujetador. En 2013, el de Jean-Denis Rouillon, profesor de la CHU de Besançon, deja huella. Después de observar durante quince años a 330 mujeres de 18 a 35 años, argumenta que, al dejar el seno a su ser, el pecho se hace más firme gracias al fortalecimiento natural de los tejidos musculares. Al estar más cómodas, las mujeres jóvenes adoptan también una postura mejor. Conocedoras o no de estos estudios, son numerosas las adeptas del No Bra que constatan los beneficios físicos cuando dejan de usar sostén. "Mi pecho está más firme desde que lo dejé, porque soy yo quien lo lleva", estima Laura, 35 años, con una talla 90 C. "Tengo una copa D y no me duele", dice Lila, de 29 años. "Tener la piel libre me hace sentir llena de dulzura hacia mí misma. Lo comparo con la sensación de flotación que siento cuando estoy desnuda en el agua".

Kendall Jenner

Kendall Jenner

¿Se generalizarán estos nuevos hábitos? Es difícil saberlo. Como todo el sector de la ropa, las cifras de ventas de lencería están bajando, pero las clientas siguen comprando la misma cantidad de sujetadores cada año. "Para muchas mujeres, de hecho, sigue siendo una necesidad, incluso un placer. "Tengo una 95 C", dice Benedicta, de 50 años. "Con mis pechos en forma de pera, ligeramente caídos, el sujetador es fundamental. Me hace una silueta bonita y sin él me duele la espalda". Cuando era más joven, probó el No Bra. "La piel de mis pechos se distendió y me aparecieron estrías", recuerda.

Todas las dimensiones

El principal obstáculo, sin embargo, no es ni físico ni estético. Es social: "El hecho de ver los pezones a través de la camiseta está muy mal visto en nuestra sociedad", resume Paula, que encuentra ir sin sujetador más sencillo en invierno. "El doble significado del pecho, nutritivo y erótico, lo convierte en un órgano que no debe verse", analiza Camille Froidevaux-Metterie. El sondeo Ifop lo corrobora: el 48 % de las personas piensa que una mujer que no lleva sujetador corre el riesgo de ser acosada, incluso asaltada. Para el 20 %, el hecho de que una mujer deje entrever sus pezones debajo de un top debería ser, incluso, una circunstancia atenuante en caso de agresión sexual. 

Mujer con sujetador

Mujer con sujetador

La libertad tiene sus límites. Pero, para la filósofa, esto no minimiza, de ninguna manera, la importancia del movimiento. "Vivimos una dinámica intensa, impulsada por las redes sociales, de reapropiación por parte de las mujeres de sus cuerpos en todas sus dimensiones", argumenta. El No Bra es parte de "la batalla de lo íntimo" de una nueva generación de feministas para liberarse de los mandatos patriarcales. Permite "visibilizar la diversidad de formas y tamaños de los senos para que las mujeres los acepten como son, todos hermosos y únicos". No se trata necesariamente de tirar el sujetador, sino de buscar alternativas más naturales, menos dolorosas y menos uniformes. De ahí la moda de los triángulos sin refuerzo y de los cubrepezones. Las mujeres no necesitan casi nada más para sujetar sus pechos.

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