Casi algo: qué son y por qué enganchan (y duelen) tanto como una pareja según una psicóloga

Se habla mucho de cómo el amor y las relaciones se están transformando en estos últimos años, siendo más complicado que nunca crear vínculos duraderos. En este contexto de amor volátil en el que vivimos, el responsable al que se le achacan muchos de estos males no es tanto la amplia variedad de opciones que tenemos sino el como no conseguimos saciarnos con nada. Y las multitudes de aplicaciones para ligar existentes son un gran ejemplo de ello. 

Aunque son una gran oportunidad para conocer gente nueva, muy útiles para la gente más introvertida o para quienes se acaban de mudar a otra ciudad por ejemplo, el tener en la palma de la mano tantas opciones puede hacernos perder un poco el sentido de la realidad y tener siempre esa sensación de que hay algo más (y mejor) esperándonos fuera. Cosa que aunque puede ser cierto -y en muchas ocasiones lo es-, no nos deja disfrutar del presente y nos impide implicarnos con las personas a un nivel más allá de lo puramente físico. 

Esto no significa que las relaciones meramente físicas o que no impliquen una conexión romántica como las que estamos acostumbradas a ver desde que somos pequeñas sea algo malo, todo lo contrario. El problema es que en ocasiones este tipo de relaciones se esconden tras una apariencia de relación romántica, con rutinas y gestos propios de las relaciones tradicionales que pueden confundir a una de las dos personas. 

Pongámonos en situación: conoces a alguien que te gusta mucho. Empezáis a veros de forma regular, a dormir juntos, a compartir multitud de cosas e incluso a presentaros a vuestro círculo de amigos o familiares, así como miles de cosas más que normalmente atribuiríamos a una pareja. Todo va viento en popa o eso crees tú, porque cuando sale la conversación del "qué somos" la otra persona prefiere "fluir" o "no poner etiquetas" a la relación. Esto, amiga, es lo que a día de hoy se conoce como un "casi algo" y pese a lo que se podría pensar, puede llegar a dolor igual o más que una pareja. 

Qué es un casi algo: cómo reconocerlo y por qué enganchan tanto

Para entender correctamente el concepto de casi algo y saber cómo actuar -y qué esperar- si alguna vez nos vemos involucradas en una relación de ese tipo, hemos preguntado a María de Andrés, consultora clínica formativa de Buencoco. Así, nos ha explicado que "Las relaciones "casi algo" son aquellas en las que dos personas tienen una conexión, afecto o atracción mutua, pero no están oficialmente comprometidas o no tienen una relación definida".

"Están en una especie de limbo entre ser amigos y ser pareja. Pueden incluir gestos de cariño, intimidad, pasión, salir juntos, pasar tiempo juntos, pero no existe un compromiso formal o exclusividad. Son relaciones ambiguas en las que no se establecen las reglas claras y pueden generar confusiones o malentendidos así como sufrimiento sobre todo por una de las partes, que suele ser la que se conforma con esta forma de relación que de alguna manera beneficia a la otra parte" completa su definición. 

Lo que caracteriza a los casi algo es que normalmente es solo una de las dos personas la que juega ese papel más desinteresado en el que no quiere llegar a mantener una relación seria, lo que puede causar frustración y dolor en la otra. Sobre todo porque al estar acompañadas de gestos y situaciones normales en una relación de pareja, se puede crear una falsa ilusión de estar en una, pese a no ser real. 

Por qué enganchan tanto los "casi algo"

No obstante, y pese a que muchas llegan a comprender que están en una relación que no está formalizada ni es seria aun siendo este su deseo, no pueden dar el paso de dejarlo aunque esto les cause sufrimiento. Esto, explica María de Andrés, se explica porque "las relaciones "casi algo" pueden enganchar tanto porque suelen ser emocionalmente intensas y ambiguas. No está claro si la relación es exclusiva o si hay un compromiso real, lo que genera incertidumbre y suspenso. Esta falta de claridad y ambigüedad puede ser emocionante y desafiante, lo que hace que las personas se sientan atraídas y enganchadas". 

Además, muchas veces se trata de un refuerzo intermitente donde un día estáis genial y pasáis todo el tiempo del mundo juntos, y al otro ese vínculo parece pasar a un segundo plano. "El refuerzo en el caso de las relaciones intermitentes es el bienestar que sentimos junto a una persona. Si además solo lo obtenemos de vez en cuando y de manera inesperada y sin ningún control sobre ello, vemos lo difícil que puede resultar dejar de insistir o de esperar que venga algo bueno algún día en algún momento de la persona que queremos o por quien sentimos algo. Nuestro cerebro no es muy diferente al de cualquier mamífero en estas circunstancias" completa la experta. 

Por qué duelen tanto los casi algo

La tendencia general es a pensar que si alguien no ha sido tu pareja de forma oficial solo ha sido un rollo pasajero, por el que no deberíamos haber desarrollado sentimientos y por ende, no debería doler. La realidad es mucho más compleja que eso, sobre todo teniendo en cuenta que los "casi algo" pueden durar hasta años, en los que aunque sin formalizar nada, irremediablemente cabe la posibilidad de sentir cosas por la otra persona.

"El amor o “sensación de amar”, es un refuerzo para nuestro cerebro. Es una sensación agradable, además hay teorías que explican que hay personas que sienten “el amor” de una manera más intensa que otras personas, de forma genética y no solo aprendida. Digamos que el cerebro de algunas personas se activa y genera todo un torrente de neurosustancias de forma más intensa que otros. Partiendo de que esta sensación puede equipararse a una sustancia que genera bienestar, un refuerzo tan intenso que solo se administra de vez en cuando, puede producir mucha ansiedad por la incertidumbre que provoca" explica la experta. 

Como pequeño resumen, María de Andrés condensa el dolor que sentimos en este tipo de relaciones con esta frase: "En leguaje psicohumano, las relaciones “Casi algo” son dolorosas porque no cumplen expectativas, causan mucha incertidumbre, existen sentimientos no correspondidos, falta de definición y compromiso y esto puede dañar gravemente la autoestima". 

¿Es posible pasar de un "casi algo" a una relación?

La eterna pregunta que se hacen todas las que están metidas en este tipo de relaciones pero aspiran a formalizarla es precisamente esa, si algún día podrán ser una pareja con todas las de la ley. "En ocasiones, tener una conversación, alinear expectativas y objetivos sobre la relación y el futuro es suficiente cuando ambos miembros son capaces de comprometerse y no tienen miedo a una relación normal y segura" comienza la experta. 

"La cosa se complica cuando uno de los dos está sometido a las exigencias de esta “no relación”, de manera que continúa ahí con tal de tener algo, aunque realmente no es lo que quiere mientras que la otra persona no quiere un compromiso real. Para convertir la relación habría que convertir las expectativas, los miedos y las limitaciones de los miembros de la pareja y eso no es tarea fácil sin algo de ayuda profesional. Mi consejo es que, si no se ha pasado de manera natural de una forma de relación “casi algo” a una relación formal, no lo fuerces". 

Cómo poner límites en una relación con un "casi algo" y superarlo

La clave aquí está en ti misma. "Podrás poner límites en tu vida y en tus relaciones cuando seas capaz de superar tus limitaciones" comienza de forma concisa la experta. "Puede que temas estar solo o sola si decides romper el medio-vínculo que has creado. Tener muy claro que es lo que NO quieres y ser consciente de si realmente estás siendo libre para decidir, o el miedo te limita, es un primer paso para superar tus limitaciones y poder poner límites en las relaciones no satisfactorias. Buscar ayuda profesional para este proceso puede ser una buena idea cuando sientes que repites muchas veces el mismo patrón" completa. 

Si has decidido cortar vínculos con un "casi algo" porque sientes que mereces algo correspondido, lo más posible es que sientas dolor como en una ruptura tradicional, especialmente si la relación con tu casi algo ha sido larga. Y es normal. "El duelo en cualquier final de una relación supone la ruptura psicológica del vínculo con esa persona. En ocasiones, una muerte es un duelo más fácil de superar que un “casi duelo”, ya que en este estamos haciendo y deshaciendo el vínculo con la persona una y otra vez". 

"Es lo más parecido a una tortura junto con un consumo de drogas duras. De manera natural tendemos a no querer sufrir, y para ello realizamos “evitación experiencial”, como no aguanto el malestar de la ruptura definitiva, me “chuto de vez en cuando”, un poquito de amor del malo me ayuda a continuar" metaforiza María de Andrés.¿La clave? "Aguantar. Soportar el malestar que genera la pérdida durante el tiempo suficiente es la clave. El famoso contacto cero, implica reenseñar a tu cerebro a que puede vivir y sobrevivir sin esa persona".